Cada noche de guardia en nuestro faro, sigo respirando el aire de la mar. Esta mañana he recordado que hace dos años que te marchaste. Tu puesto lo ocupa Salcedo, pero tu memoria todavía brilla con fuerza. Me dá ánimos tu recuerdo. Esta semana terminaron de pintar el faro, como siempre a rayas blancas y azules. Por fin han arreglado el camino de acceso, ya no hay tantos baches, así que no se nos llena de barro el coche. Aunque últimamente, no te lo creerás, vengo en bicicleta.
El jueves tengo otra vez guardia y a los barcos les seguirá sirviendo de estrella el faro. Para ti siempre fue imprescindible la señalización marítima y se me ha pegado el vivir anhelando hacer funcionar este faro para que otros sigan navegando. Me enseñaste con tu ejemplo a ser también otra estrella, porque como tú decías: “Al faro no se viene a mirar una máquina, sino a ser estrella para el mundo”. Al anochecer, en la guardia, me tomaré el café pensando en estas tres estrellas: el faro para dar luz a los barcos, tu ilusión que me sigue animando y la oportunidad de continuar iluminando desde la costa.
Relato publicado en estanochetecuento.blogspot.com
Luis Cruz Cubero Villalba
1 comentario:
Buen relato
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